Desarrollo Cognitivo.

 


El desarrollo cognitivo es cómo las personas aprenden a pensar y entender el mundo. A medida que crecemos, nuestra forma de pensar se vuelve más compleja y podemos hacer más cosas.


Memoria:

La memoria es lo que nos permite recordar cosas. Desde que somos bebés, empezamos a recordar cosas simples, como las caras de las personas que conocemos. Con el tiempo, vamos mejorando y podemos recordar más cosas, como lo que aprendemos en la escuela o las experiencias que vivimos.


Resolución de Problemas:

La resolución de problemas es la habilidad de encontrar soluciones a los retos que nos enfrentamos. Cuando somos pequeños, resolvemos problemas sencillos, como cómo jugar con un juguete. A medida que crecemos, nos enfrentamos a problemas más grandes, como tomar decisiones importantes o entender algo complicado.

Lenguaje:

El lenguaje es lo que usamos para comunicarnos con los demás. Cuando somos bebés, comenzamos a balbucear y luego aprendemos a decir nuestras primeras palabras. A medida que crecemos, mejoramos en hablar y comprender conversaciones más largas y complejas 

el desarrollo cognitivo es cómo vamos mejorando nuestra capacidad para recordar, resolver problemas y comunicarnos a medida que crecemos.




Desarrollo Social.
El desarrollo social es el proceso mediante el cual las personas aprenden a relacionarse con los demás y a formar parte de la sociedad. A medida que crecemos, nuestras habilidades sociales van mejorando y cambiando.

Interacciones y Relaciones interpersonales:
 Las interacciones interpersonales son las comunicaciones diarias que tenemos con otras personas, mientras que las relaciones interpersonales son los vínculos más cercanos y duraderos que establecemos, basados en la confianza, el respeto y el apoyo mutuo.

Desarrollo de habilidades sociales: Es el proceso por el cual los niños aprenden a interactuar con los demás de manera efectiva. Durante esta etapa, los niños comienzan a desarrollar habilidades clave como compartir, cooperar, escuchar y expresar sus emociones de forma adecuada. A medida que crecen, aprenden a hacer amigos, resolver conflictos y adaptarse a las normas sociales en su entorno. 

Formación de identidad social: es el proceso en el que los jóvenes comienzan a descubrir quiénes son y cómo se ven dentro de la sociedad. Durante esta etapa, los adolescentes exploran diferentes roles, creencias y valores, buscando un sentido de pertenencia. Se influencian por sus amigos, familia y el entorno, mientras comienzan a definir sus intereses, opiniones y cómo quieren ser vistos por los demás. Este proceso les ayuda a sentirse seguros de sí mismos y a encontrar su lugar en la sociedad.

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