La teoría del apego de John Bowlby dice que los bebés nacen con la necesidad de estar cerca de una persona que los cuide y los proteja, normalmente su mamá o su papá. Esa relación cercana y especial les da seguridad y les ayuda a sentirse tranquilos mientras van conociendo el mundo.
Bowlby pensaba que este vínculo no es solo cariño, sino algo muy importante para el desarrollo emocional. Si un niño se siente querido, atendido y protegido, crece con más confianza en sí mismo y en los demás. Pero si se siente ignorado o maltratado, puede tener problemas para confiar o relacionarse bien con otras personas más adelante.
Principios de la teoría:
1. El apego es una necesidad biológica
Los bebés tienen una tendencia natural e instintiva a buscar la cercanía de su cuidador, especialmente en situaciones de miedo, dolor o inseguridad. Este comportamiento no es aprendido, sino que está programado genéticamente.
2. Figura de apego
Es la persona con la que el niño crea un vínculo afectivo más fuerte. Usualmente es la madre, pero puede ser cualquier adulto que ofrezca atención constante, cariño y protección. Esta figura actúa como una fuente de seguridad.
3. Conductas de apego
Incluyen llorar, sonreír, balbucear, seguir con la mirada o gatear hacia el cuidador. Estas conductas tienen el propósito de mantener la cercanía con la figura de apego y asegurar la protección del niño.
4. Base segura
Cuando el cuidador responde con amor, atención y protección, el niño desarrolla una sensación de seguridad emocional. Esa persona se convierte en su "base segura", desde la cual puede explorar el mundo, sabiendo que puede regresar a un lugar seguro si se siente amenazado o inseguro.
5. Modelos internos de trabajo
A partir de sus primeras experiencias, el niño forma "modelos internos" o esquemas mentales sobre cómo son las relaciones. Estos modelos influyen en cómo se relacionará con los demás durante su infancia, adolescencia y adultez.
Tipos de apego ampliados por Mary Ainsworth
1. Apego seguro
- El niño se siente confiado en que su cuidador estará disponible y lo apoyará.
- Explora el entorno con tranquilidad y regresa a su cuidador cuando necesita consuelo.
- En la adultez: personas con relaciones afectivas saludables, capaces de confiar y establecer lazos emocionales estables.
2. Apego evitativo (inseguro)
- El cuidador suele ser frío, distante o poco disponible emocionalmente.
- El niño aprende a no mostrar emociones, evita el contacto y prefiere no depender de otros.
- En la adultez: personas que evitan la intimidad emocional, tienen miedo de depender de otros.
3. Apego ambivalente (inseguro)
- El cuidador es inconsistente: a veces responde con afecto, otras veces no.
- El niño se vuelve ansioso, no sabe si puede confiar en su cuidador.
- En la adultez: personas muy sensibles al rechazo, con miedo a ser abandonadas.
4. Apego desorganizado
- Ocurre cuando el cuidador es fuente de miedo o trauma (por ejemplo, abuso).
- El niño se comporta de forma confusa, contradictoria o desorientada.
- En la adultez: personas con dificultades emocionales graves, desconfianza, traumas no resueltos.
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